jueves, 28 de agosto de 2014

Amor, un mandato para la felicidad.


Hablar del amor, es hablar de una palabra que aunque corta en su escritura tiene tantos significados, pero que se puede resumir diciendo que amor es buscar el bienestar de otro antes que el propio. Nuestro señor Jesús nos dejó como legado activar el amor en los seres humanos. Para llegar al Padre y al Hijo tenemos que aprender a amar. Pues bien, es así que podemos entender el significado del amor en su concepción amplia: 
1. Amarnos a nosotros mismos
2. Amar al prójimo o al hermano más próximo
3. Amar a la familia, a los amigos, a las personas con las que compartimos día a día. 
En este sentido, trataré de explicar el significado de amar en cada uno de estos elementos:
1. Amor a nosotros mismos: aunque suene una actitud egocéntrica, es necesario que aprendamos a querernos y aceptarnos tal cual somos, o mejor aún aceptar nuestros defectos y virtudes para trabajar en aquello que debemos mejorar para acercarnos más a Dios. Debemos analizar nuestra vida en un solo plano, apartarnos de todo aquello que nos hace actuar de manera distinta a lo que realmente somos y de esta forma podremos entender qué cosas debemos trabajar para parecernos más a ese maestro que es Jesús para sus discípulos, entendiendo que desde el camino de la fe todo cristiano es un discípulo de Jesús y debemos trabajar nuestra vida de manera que cada día seamos un poco más parecidos a ese modelo ideal de ser humano que es Jesús.
Sabemos que no es un camino fácil, que en ese recorrido vamos a tener altas y bajas, caídas y retrocesos, como seres humanos no estamos exentos de cometer equivocaciones, de sentir rabia, de revelarnos ante situaciones difíciles, injustas, contrarias a nuestra voluntad. Pienso que lo más difícil  de ser cristiano,  es amarnos y aceptarnos como somos. Ya que siempre tendremos un prototipo humano de lo que queremos ser y no somos, entender que tenemos actitudes que molestan a otros, limitaciones que no nos dejan avanzar en nuestro desarrollo personal, inseguridades, miedos, toda una larga lista de cosas que quisiéramos y no tenemos: bienes, afectos, conocimientos, posición, reconocimientos, entre otros. Pero que sin darnos cuenta, se resumen en una frase muy corta “falta de amor por nosotros mismos”.
Todo esto nos aleja del verdadero camino cristiano, nos lleva muchas veces a negar la existencia de Dios o simplemente apartarnos de él para no sentirnos mal por no ser como es Jesús.
Dios nos ama desde nuestra pobreza, con nuestras limitaciones y miedos. En su palabra podemos encontrar la libertad para ser como él quiere que seamos. Sólo debemos tener humildad y reconocer que sin Dios no somos nada y con él lo tenemos todo.
2. Amar al prójimo: cuando Dios nos da el mandamiento de amar al próximo como a ti mismo, parece que es un mandamiento fácil de cumplir, pero si entendemos en profundidad su significado, implica amar más allá  de nuestro propio beneficio, de nuestra voluntad humana. Tratar que esa persona que no conocemos, que es vecina, miembro de nuestra familia o de nuestro grupo de trabajo, tenga la misma oportunidad que yo tengo, las mismas comodidades, los mismos derechos o privilegios. Claro que esto no es posible o no depende de nosotros. Pero amar al prójimo no  puede quedarse en un ideal, en algo abstracto,    debe tener un sentido de solidaridad, de amistad, de amor, buscar el bienestar de otros. Es compartir parte de lo que tenemos con otros que nada tienen, es buscar ayudar en lo que nuestra humanidad pueda al necesitado. Es dar compañía, atención, luz, amor para las personas que andan solos por la vida.
¿Es fácil?, no en verdad no es fácil. Tenemos que luchar contra muchos sentimientos internos que nos limitan y nos hacen ser fríos e indiferentes. Incluso con sentimientos mezquinos que nos llevan a pensar que eso no es mi problema. Que la vida es así y yo nada puedo hacer. Que cada quien cargue con su cruz. En fin existen tantas frases frías e indiferentes, pero el trabajo es tratar de cambiarlas por frases positivas, Que la vida es así pero yo la puedo cambiar. Que cada quien cargue su cruz pero yo puedo aligerar su carga con mis manos y mis hombros. Que tu problema es también mi problema porque vivimos en una comunidad, en hermandad y que solo unidos podemos salir adelante.
Debemos dar amor a todo aquel que lo necesite, solo tenemos que tener la disposición de hacerlo sin importar lo que otros piensen y cada quién de acuerdo a sus posibilidades, aprovechando los dones y virtudes que Dios nos ha dado.  Podemos ayudar a muchas personas en nuestro caminar diario. Cada vez que salgamos a la calle tenemos la oportunidad de hacer el bien sin mirar a quien. Nos montamos en un autobús,  por ejemplo, y al pagar el precio de nuestro pasaje ya estamos ayudando a otras personas con el intercambio de servicio, yo te pago y tú me llevas a  mi destino. Al tratar con respeto a las personas, viéndolas como personas dignas y semejantes, estamos realzando nuestra condición humana. Así, durante el día nos daremos cuenta que solo con el dinero de nuestro sueldo otros tantos se benefician. Que con nuestra actitud podemos transformar la actitud de otras personas. Con una sonrisa podemos llevar alegría a las personas que nos rodean, con una mirada tierna amor que acaricia,  con una palabra bonita o una caricia suave podemos cambiar el día de otras personas, con nuestro servicio en el trabajo, sin darnos cuenta ayudamos a otros, bien sea de la propia empresa o de otras. Con nuestra actitud positiva podemos dar impulso a otros con menos fuerza. Si reparamos en los pequeños detalles nos daremos cuenta que no es tan difícil cumplir con el mandamiento de amar al prójimo como a ti mismo, por lo que podemos ver es solo una cuestión de actitud.
3. El amor a nuestra familia, amigos y personas conocidas: es fácil dar amor a las personas que nos son cercanas, a los que nos une algún lazo de afinidad o consanguinidad. Pero aun así cada día debemos proponernos que ese amor sea  tan fuerte que nada pueda quebrantarlo, que ese amor no nos duela ni nos pese. Cuidar corregir nuestras debilidades para fortalecer nuestras relaciones personales con los seres que amamos.
Amar con libertad, implica amar sin falsas ataduras. Saber que el otro no nos pertenece que solo nos acompañará una parte del camino, pero que en algún momento pudiéramos alejarnos sin que esto signifique que ya no nos amamos.  Darle libertad al compañero, a los hijos, a los amigos para buscar su camino, para buscar su identidad sin perder el amor que nos une. Respetar los espacios de cada persona, sin perder  la comunicación y la integración de las relaciones familiares y humanas.
Como podemos ver,  Dios nos habla de amor a cada instante, el amor es el principio y el fin del evangelio. Es la base para la tan buscada felicidad plena. Es la condición para aceptar a otros y aceptarnos a nosotros mismos,  sin críticas,  burlas o  reproches. La palabra de Dios es testimonio del amor que él nos tiene, como un padre y una madre siempre nos ha amado. Busquemos el camino del amor y en él encontraremos la libertad y la felicidad plena.    

domingo, 27 de julio de 2014

Evangelio del domingo 27-07-14

Hoy Jesús con su palabra, me lleva a reflexionar sobre la gracia que Dios le ha dado a mi vida. Plantea la Santa Escritura, que el reino de Dios es como un tesoro escondido, como una perla preciosa o un baúl lleno de joyas, que al encontrarlo te llenas de tanta alegría, que te lleva a vender o dejar todo lo que tienes para conseguirlo, ya que esa felicidad te llena más que cualquier otro tesoro de la tierra. El Evangelio de hoy: Mateo 13, 44-52 « En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra. El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?» Ellos le contestaron: «Sí.» Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.» Reflexión: Para Dios los seres humanos, somos esas piedras o perlas preciosas, que él selecciona y cuida para que nada malo pueda estropearlas, dañarlas o perderlas. Dios ha puesto en cada uno de nosotros su semilla, que es el Espíritu Santo, si sabemos reconocerlo y obedecerlo, podremos ser tierra fértil para su palabra, por lo que según los frutos que demos, él nos reconocerá. Dice el evangelio de hoy que” El Reino de los Cielos es como una red”, que al ser llevada al mar recoge todo lo que a su paso está, pero después los pescadores ya en la orilla, se ponen a seleccionar cada pez, para separar los peces malos de los buenos. Así lo harán sus ángeles cuando llegue nuestro momento de rendir cuentas. De esta forma puedo inferir, con los ojos puestos en Cristo, que todos los seres humanos tenemos un tesoro escondido, que muchas veces no revelamos por andar buscando mejores o mayores tesoros, pero que siempre ha estado allí en lo oculto, esperando por nosotros. Como lo escuche decir a alguien “Nadie es tan bueno que no tenga algo malo, ni tan malo que no tenga algo bueno”. Siempre dentro de nuestro ser, estará presente el espíritu de Dios, depende de nosotros si lo escondemos o lo dejamos salir. Al observar la vida común, puedo ver como hay hombres o mujeres que teniendo una pareja se alejan de ella por buscar otra y pasan la vida entre otra y otra, buscando la tan anhelada felicidad. También sucede que hay personas que teniendo un empleo u oficio estable e importante, no lo cuidan, reniegan y son infieles a sus jefes por no estar conformes con el pago o con la actividad que hacen. Hijos que teniendo la bendición de tener un padre y/o una madre que cuidan de ellos, los aman y protegen, siempre pelean por tener libertad, por hacer su voluntad y terminan dejando su hogar en busca de una mayor libertad. Puede suceder también, que por estar en busca de una posición económica, social y/o política de mayor prestigio, acumular riquezas terrenales, se entregan al trabajo de una forma desmedida y terminan por dejar de lado lo más importante, que es la fe en Dios y en la familia. Hermanos, la verdadera felicidad solo la puede dar Dios en nuestra vida, al tener una conciencia tranquila sabiendo que hemos hecho lo correcto, antes que buscar el beneficio particular sin importar nada lo que tengamos que hacer para lograr nuestros objetivos. En Jesús, nuestro maestro, el salvador, el único ser que fue capaz de entregar su vida para obtener la salvación de los tesoros más preciados para el Reino, que somos nosotros, podemos ver el modelo más perfecto de amor y entrega, quien a su partida nos deja un tesoro invaluable, que es el Espíritu Santo. Un solo Dios, un solo hombre que permanece vivo por la fuerza del amor y la fe en el espíritu. En conclusión, creo que lo principal que debo entender para el crecimiento de mi vida cristiana, es que desde el bautismo he recibido el llamado de Dios, para formar parte de esas piedras valiosas que son el tesoro del Reino y que Dios cuida y protege con celo para que no se pierdan en el transitar de esta vida, así como para ser testimonio de vida de su amor y bondad, por todo lo que he recibido de él. Por lo que en este día le pido a mi Padre de los Cielos, el don de la Sabiduría para poder discernir en mi vida cualquier decisión, saber separar aquello que es bueno para mí de aquello que puede apartarme del camino de Jesús y al mismo tiempo saber comprender que es lo que espera Dios de mí, entender su propósito para poder seguirle y cumplir así con la misión que me ha encomendado y cumplirla en su nombre aquí en la tierra. Por eso, hermanos en la fe, los invito y me invito a mí misma, a buscar la felicidad en el día a día. A construir el Reino de Dios aquí en la tierra; con nuestras obras, acciones, con el trabajo que cada uno de nosotros desempeña, en la comunidad en la que habitamos, con nuestros vecinos, con nuestra familia, pero principalmente dentro de nosotros mismos. Cada día, debemos empeñarnos en buscar lo bueno en medio de lo malo, en no obsesionarnos con lo negativo que nos rodea sino con mirar siempre más allá de lo aparente, pensar que después de la tempestad viene la calma, que una caída nos fortalecerá y que lo malo que nos ha pasado se convertirá en una experiencia para el futuro. Buscar la felicidad, partiendo de pequeñas cosas, pequeños gestos, pequeñas acciones, pequeños momentos que más tardes se convertirá en grandes actos de amor y de fe, lo que servirá para abonar en nuestra cuenta de ahorro allá en el cielo. Tomemos en cuenta siempre, que desde lo poco podemos dar mucho, siempre que lo entreguemos con sinceridad, amor, humildad y honestidad. Carmen Elena Flores

sábado, 17 de mayo de 2014

¿Que significa ser un buen cristiano?


Hoy quiero y los invito a reflexionar sobre el significado de decir que somos cristianos. Pues bien, en principio es cristiano aquel que cree y sigue a Cristo Jesús en su palabra, pero eso no puede quedar en esa expresión tan simple, tan sencilla,  ya que muchos sabemos reconocer en cristo a el hijo de Dios y decir que sí creemos en él, ¿pero realmente,  esa es una verdad verdadera?, ¿podemos decir que tenemos a Cristo como Señor y centro de nuestra vida?  

Yo,  hoy manifiesto ampliamente que creo en Cristo,  el hijo del Dios Supremo. Lo veo presente en mí,  en las grandezas que ha manifestado en mi vida, en el amor que él siente por mí, porque en muchas oportunidades he sentido y he visto que ha hecho grandes obras por mí. Que no estoy sola y que en los momentos más difíciles él está ayudándome,  para que pueda superar cualquier problema y  es por eso que cada día trato de ser una buena cristiana, acercarme más a Cristo.

Como cristiana,  es mi deber llevar el mensaje de Dios al mundo, en todas las formas posibles. Que la persona que lea estas páginas, pueda sentir que Dios lo está invitando a dejarlo entrar en su vida, él siempre está allí esperando por nosotros, solo necesita que aceptemos que él existe y nos dejemos guiar por el camino que él nos quiere llevar,  para cumplir la misión y el servicio que él necesita de nosotros.    

Pero en realidad, ¿qué significa ser un buen cristiano? Para entender y descifrar esta pregunta, demos reconocer desde el  corazón,  que su palabra está viva en la Santa Biblia,  que él vino a darnos un mensaje de amor del Dios Supremo y que por amor dejó que lo crucificaran en la cruz del calvario. Dejar de pensar que ser cristiano es solamente estar activo en una religión y criticar lo que este o aquel hace. Las religiones solo sirven para congregar a personas que tienen una determinada creencia, podemos decir que una religión es: “una actividad humana que suele abarcar creencias y prácticas sobre cuestiones de tipo existencial, moral y sobrenatural. Hay religiones que están organizadas de formas más o menos precisas, mientras que otras carecen de estructura formal; unas y otras pueden estar más o menos integradas en las tradiciones culturales de la sociedad o etnia en la que se practican. El término hace referencia tanto a las creencias y prácticas personales como a ritos y enseñanzas colectivas.” Eso no es lo más importante, lo realmente importante es cumplir con la palabra de Dios, con sus mandamientos y alabar a Dios y a su hijo Jesucristo con el corazón y con la mente. Él  es único así como Dios su padre, también es único y omnipotente.

Con esto quiero decir, que si queremos seguir a Cristo, lo podemos hacer desde cualquiera de las religiones que conocemos, en aquella donde nos sintamos bien identificados, teniendo como centro el amor a Dios por sobre todas las cosas, como lo dicen los mandamientos. En mi caso, yo profeso la religión católica y creo que fue la primera institución creada por el hombre para la alabanza a Dios y rendirle culto, pero de ella surgen otras iglesias divididas o separadas de la Iglesia primitiva y siempre que cumplan con lo que nuestro Señor dejó escrito en la Biblia, creo que él lo considera bueno y es agradable a Dios nuestro Padre.

Mateo 22:37 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.

En este primer mandamiento están presentes todos los mandamientos de la Ley de Dios, ya que si no amas a Dios y no lo asumes como centro de tu vida, no tendrás fuerzas para alejarte del pecado, si no hay amor en tu corazón no podrás cumplir los otros  mandamientos ya que siempre estarás bajo tentaciones de la carne, tentaciones humanas. Es por eso que podemos decir que si tenemos a Dios en nuestro corazón, en nuestra mente y amamos al prójimo como a sí mismo, ya estamos en el camino de Cristo. Ese es el gran secreto para ser felices y para llevar una vida cristiana.     

 Ahora bien,  siguiendo en la búsqueda de una  respuesta a lo que significa ser un buen cristiano, partamos de  su palabra a ver que nos dice:

"Yo soy el camino, la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí." Juan 14:6

Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su corazón." Juan 7:37-38

En estos dos versículos de la Biblia, Jesús nos indica que sólo a través de él se puede ir al Padre y que solamente él puede calmar la sed de nuestro corazón y que si en él creemos correrán ríos de agua viva de  nuestro ser. Que hermosas palabras nos deja el Buen Pastos para reflexionar:  Él es el camino,  lo que indica que si buscas la salvación solo la conseguirás a través de  su palabra, esto es hacer lo que él quiere que hagas, nuestra vida debe estar en las manos y al servicio del Dios Padre, no creernos pequeños dioses que tenemos el poder de hacer con nuestras vida lo que se nos dé la gana, es por eso,  que andamos perdidos, en tinieblas al estar alejados de él ya que Jesús  es la luz del mundo. Pues bien,  hagamos siempre la voluntad de Dios no la nuestra. Él es  la verdad, está muy claro que él es el hijo de Dios, el salvador, el cristo tan anunciado por los profetas, tan esperado por la población que vivía la esclavitud en el pueblo de  Israel. Sus palabras solo reflejan la voluntad del Padre que está en los Cielos ya que Dios lo envió para darnos la buena nueva, la salvación y la vida eterna. Él  es la vida, para mí entender, Jesús  nos muestra que él es el único que puede dar la verdadera vida, la vida eterna, la vida de salvación, la vida de santidad. Sólo en él podemos encontrar la tan anhelada felicidad ya que él vino a darnos vida pero vida en abundancia. Dijo el Señor Jesucristo en Juan 10:10: "El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir, yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia” Con esto Jesús nos invita a seguirle para poder tener acceso a esa vida a plenitud, que solo nuestro padre Dios puede darnos. No busquemos el reino en la acumulación de riquezas terrenales, busquemos el reino en la palabra y vida de Jesús.

Si alguno tiene sed, venga a mí y beba, él nos muestra el camino para calmar nuestras ansias, para encontrar en él el descanso, el consuelo, la protección, la vida.  Debemos beber de esa agua viva que calma la sed, Juan 4, 13-14” Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para la viva eterna.”

Hermanos, como pueden ver, ser cristiano es seguir a cristo en su palabra, reflejar el amor que él nos enseñó y que siente por nosotros. Ser testimonio fiel de que gracias a él todo lo podemos lograr y sin él somos nada. Ser cristianos es amar al prójimo como a ti mismo, ver en cada hermano, en cada corazón necesitado de amor y misericordia, el amor de Dios, la misericordia de Dios. Dejemos que nuestras manos manifiesten el amor de cristo, que nuestra boca hable sobre el amor de Dios y de su hijo Jesús, que nuestros pies lleven la palabra de Jesús a los más necesitados. Solo de esa forma podremos decir que somos buenos cristianos, busquemos siempre la santidad y el amor de Dios en la Santísima Biblia y que nuestras acciones hablen por nosotros de lo que significa ser verdaderos cristianos. No es un camino fácil pero solo Dios, su hijo Jesús y el espíritu santo pueden darnos la fortaleza que necesitamos para alejarnos del pecado, entrar en el camino de la conversión y del amor.  

viernes, 2 de mayo de 2014

Bendecir es contar con un superpoder...

¿ESTÁS UTILIZANDO TU SÚPER PODER?


¿Sabes realmente lo que significa bendecir? La Real Academia de la Lengua Española dice: 1. Alabar, engrandecer, ensalzar. 2. Dicho de la providencia: colmar de bienes a alguien, hacerlo prosperar. 3.Invocar a favor de alguien o de algo la bendición divina. Y la palabra bendición deriva del arameo TUBA que significa bien, beatitud, bienaventuranza, dicha. Resumiendo, diríamos que bendecir significa traer el bien a una persona o circunstancia. Por mucho tiempo, me pregunté si nosotros, los humanos, podíamos bendecir o si era una facultad exclusiva de Dios, hasta que hallé la respuesta en 1 Ped. 3:9. Ahora, analicemos un poco más este gran tema.
1. LA BENDICIÓN CAMBIA LAS CIRCUNSTANCIAS: Jacob y Esaú se disputaron entre sí, la bendición de su padre Isaac porque sabían que la bendición dada por el vaso escogido por Dios traía los resultados esperados. Y, en efecto, fue Jacob quien recibió las bendiciones correspondientes al primogénito. Si la bendición no diera resultado, Dios no nos habría dicho:

bendecid a los que os persiguen; bendecid y no maldigáis


(Luc. 6:28). Esa es una orden de Dios y Él solo nos da mandatos para nuestro beneficio.
Es decir, podemos bendecir o ser una bendición para otros pero, en realidad, es Dios la fuente de toda bendición (2 Cor. 1:3-4 y 2 Sam. 6:18). Dios siempre está atento a las bendiciones que declaramos, razón por la cual, debemos siempre bendecir a nuestros seres queridos y circunstancias para que el mismo Dios desate su poder de bendición.
2. CUANDO BENDECIMOS, NOS VOLVEMOS INMEDIATAMENTE APT@S PARA RECIBIR BENDICIONES: 1 Ped. 3:9 nos dice claramente:

no pagando a nadie mal por mal ni maldición por maldición, sino más bien, bendigan porque para esto han sido llamados, para que hereden bendición.


Por ejemplo, si bendecimos a un país, parte de esas bendiciones nos tocará. En Gén. 12.1-3, Dios le dijo a Abraham algo como esto:

vete a la tierra que te mostraré y haré de ti una nación grande y te bendeciré y engrandeceré tu nombre y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren y maldeciré a los que te maldijeren; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.


Y vemos a través de la historia, cómo los países que desafiaron a la nación judía han sido maldecidos o destruidos: el imperio persa, babilónico, egipcio, romano, los alemanes nazis. En cambio, por milenios, la nación judía permanece vigente.
Bendigamos también a las personas. Lamentablemente, al parecer es parte de la naturaleza humana maldecir o criticar a aquellos que tienen éxito o alcanzaron un logro en la vida ya sea por celos,  envidia o insania mental. Pero, las Escrituras son precisas al decirnos que Dios nos maldecirá si maldecimos a los demás (1 Ped. 3:10), así que no nos expongamos tontamente a la ira de Dios; por el contrario, si vemos a alguien bendecido por el poder de Dios, sigámosla bendiciendo, de ese modo, su bendición también nos alcanzará. Ojo, esta es una promesa de Dios y sus promesas aún hoy, siguen vigentes.
Igualmente, bendigamos a nuestras circunstancias aun cuando estas nos sean adversas y sigamos bendiciéndolas hasta que estas cambien. Acuérdate de lo que acabamos de aprender: si maldecimos a alguien o algo, ese alguien o algo nos maldecirá pero, si bendecimos, también recibiremos bendición. El Pastor Yonggi Cho cuenta que su hermano que está metido en el negocio de venta de telas, bendice las telas cuando parece que no se venden. Y al bendecirlas, las telas se venden más rápidamente. Yonggi Cho se reía de su hermano pero, con el tiempo, supo que era una verdad bíblica. Y es que al bendecir las circunstancias adversas, el poder de Dios obra y las circunstancias cambian.
3. BENDIGAMOS A NUESTRO DIOS: ¿podemos bendecir nosotr@s a Dios? Claro que sí por medio de la alabanza, adoración y acción de gracias como respuesta a las bendiciones recibidas de Dios (Sal. 103:1 - 5, Luc. 1:18, 1 Rey. 10:9, Gén. 24:48). Es voluntad de Dios que le reconozcamos como fuente de toda bendición y le agradezcamos. Por ejemplo, los cristianos enfermos deberían bendecir el poder sanador de Dios e inmediatamente ese poder se manifestaría sobre sus cuerpos.
No es difícil bendecir con palabras pero, debemos bendecir con honestidad del alma. Así que empecemos bendiciendo al mismísimo Dios por habernos dado el súper poder de poder bendecir.


martes, 22 de abril de 2014

EL AMOR DE JESUS ES LIBERTAD PARA EL ESPIRITU

Hola amigos, hoy quiero compartir con ustedes el significado de la LIBERTAD, ¿Eres realmente libre? Bueno, no es fácil responder a esta interrogante, ya que ser libres no es solamente poder ir y venir de un lugar a otro, ser libres es poder ser realmente quien somos, sin limitarnos, sin frustrarnos, sin sentir que debemos ocultar algo. Ser libres es poder decir lo que pensamos sin ser cuestionados, es poder elegir lo que queremos para nuestra vida, ser dueños de nuestro presente y de nuestro futuro. Ahora bien, puedes ser realmente libre si no tienes quien te de esa libertad. Pues creo que no. La libertad que nos da Jesús en su palabra es mucho más que todas estas cosas juntas. Si tenemos fe en Cristo seremos libres, porque él es el camino, la verdad y la vida. Jesús nos habla del amor de Dios y del amor al prójimo. Nos invita a cumplir sus mandamientos y solo en ellos conseguiremos la verdadera libertad. No puede ser libre el que siente envidia o es egoísta, ambicioso o derrochador. No es libre el que depende del alcohol para ser feliz, para disfrutar de la compañía de unos amigos o familiares. No puede ser libre el que depende del cigarrillo o las drogas para aliviar sus penas para escapar a los problemas. No puede ser libre aquel que es infiel a su pareja o a sus ideales. Pues bien, Jesús nos hace libres desde el amor, porque solo aquel que siente amor conocerá la libertad. Dios nuestro Padre celestial envía a Jesús su hijo unigénito, para darnos ese mensaje de amor, para darnos un ejemplo de vida, para enseñarnos a ser hermanos, solidarios y temerosos a la ira de Dios pero confiados en su misericordia. La libertad la podemos sentir cuando practicamos el evangelio y somos testimonio de las maravillas que hace la palabra de Dios cuando cae en tierra fértil, cuando bebemos el agua que calma la sed y da vida eterna, cuando con nuestro ejemplo enseñamos a los demás que es posible tener un mundo mejor, que es posible transformar nuestra vida si vemos al mundo con ojos puestos en el corazón o sea, desde el amor.




lunes, 31 de marzo de 2014

Hablemos del amor de Dios.


Pues tanto amó Dios al mundo que le entregó a su único hijo para que al morir nos diera vida eterna. Con estas palabras quiero iniciar esta reflexión, para la vida. Vinimos a este mundo por la voluntad del Padre que nos creó,  que nos dio su espíritu a través del espíritu santo que vive en nosotros. Pues bien, tenemos que estar conscientes de que Dios habita en nosotros, que cada momento nos habla, pero tenemos que saber escuchar, oír sus consejos.  Pienso que todos los seres humanos vinimos a este mundo a cumplir una misión para la gloria de Dios, que los conocimientos, destrezas, habilidades o simplemente aquello que mejor podemos hacer, es un don, un don de Dios para cumplir en este mundo acciones en su nombre, aunque no  demos cuenta, a lo largo de nuestras vidas trabajamos para él,  al  atender a un hermano en su necesidad, al cuidar de nuestra familia, al cumplir con nuestro trabajo, estamos cumpliendo con la voluntad de Dios y haciendo honor a su nombre, pero de una manera inconsciente.

El cristiano debe hacerse más consciente de su fe, de su responsabilidad ante la vida y de lo importantes que somos para Dios. Todos somos llamados a cumplir con nuestra misión, de una manera sencilla, de una manera discreta. Dios no nos pide que hagamos maravillas, solo nos pide compromisos en al fe.   El predicar su palabra, en todo momento y en cualquier lugar, siendo ejemplo para otros con nuestro actuar, que todo aquel que nos mire vea en nosotros el rostro, la mirada y la sonrisa de Jesús, su bondad, amor y caridad. Que nuestras acciones hablen más que mil palabras, que nuestra vida sea el reflejo de Dios.   

El amor de Dios es tan grande y maravilloso, que aunque nuestra condición humana nos deja entender y ver muchas cosas, o que al vernos al espejo nos digamos  a nosotros mismos que no valemos nada, para Dios somos una piezas valiosas, somos esa arcilla que él quiere moldear según su voluntad, lo único es que en el caminar de nuestra vida tenemos dos opciones, caminar de la mano de Dios o solos apartados de él. Es aquí la gran diferencia, el que decide caminar por la vida de la mano de Dios, siempre encontrará su apoyo, orientación y direccionamiento para organizar y activar su vida. El que decide alejarse de Dios, caminará por caminos oscuros, llenos de amarguras, tristezas, dolor, sacrificio, en fin tendrá una vida vacía, una vida gris. Aunque tenga riquezas, sabiduría, inteligencia siempre sentirá que le falta algo, le falta  lo principal, el centro de su vida, que es Dios.

Dios nos guía y protege por cada camino que andamos, su presencia es divina, es sutil, es como una manta suave que nos cobija, una brisa fresca que nos refresca, es el agua viva que calma la sed. Él está allí esperando por nosotros, por nuestro amor, por nuestro compromiso de cambiar, de hacer las cosas que tenemos que hacer, pero hacerlas bien.

La presencia de su hijo Jesús, es fundamental en nuestras vidas, ya que él nos lleva a Dios con sus palabras, con su ejemplo, con ese amor tan grande que demostró en la cruz entregando su vida por la salvación de la humanidad. Mejor ejemplo de amor y sacrificio no encontraremos jamás. Jesús en su palabra solo nos resalta la grandeza del amor, del amor de Dios por nosotros. Nos indica el camino a seguir, en donde el centro de nuestra vida es el Padre.

La Biblia es como un manual de vida, en ella encontramos la mejor orientación para guiar nuestra vida al camino de la salvación. No despreciemos pues el gran legado que Dios nos ha dado, enseñándonos el camino a seguir, la actitud de vida que el espera de nosotros, basada en el amor, la caridad, la comprensión hacia nuestros semejantes. Para amar a Dios, tenemos primero que amarnos a nosotros mismos, amar a nuestros hermanos sin distinción de clase, color, raza o religión. Todos somos hermanos y como tal debemos ayudarnos, amarnos y aceptarnos.

Recordemos siempre que Dios es un Dios vivo, que está entre nosotros y con nosotros, como Jesús nos lo prometió que estaría entre nosotros hasta el fin de los tiempos.  Repitamos siempre en nuestro interior Dios en ti confío, Dios tu eres mi salvación y de esa forma repitiendo y repitiendo una y otra vez, caeremos ante la presencia de nuestro Señor y allí en ese momento podremos conversar con él y podremos conocerle,  amarle tanto como él nos ama a nosotros. Dios en ti confío y espero tu auxilio, te necesito Señor, sin ti yo soy nada.     

 

sábado, 29 de marzo de 2014

Evangelio
(Jn 4,5-42)
Lectura del santo Evangelio según san Juan
Gloria a ti, Señor

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria, llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José. Ahí estaba el pozo de Jacob. Jesús, que venía cansado del camino, se sentó sin más en el brocal del pozo. Era cerca del mediodía. Entonces llegó una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo: “Dame de beber”. (Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida). La samaritana le contestó: “¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?” (Porque los judíos no tratan a los samaritanos). Jesús le dijo: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva”. La mujer le respondió: “Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es profundo, ¿cómo vas a darme agua viva? ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del que bebieron él, sus hijos y sus ganados?” Jesús le contestó: “El que bebe de esta agua vuelve a tener sed. Pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial capaz de dar la vida eterna”. La mujer le dijo: “Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla”. Él le dijo: “Ve a llamar a tu marido y vuelve”. La mujer le contestó: “No tengo marido”. Jesús le dijo: “Tienes razón en decir: ‘No tengo marido’. Has tenido cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad”.

La mujer le dijo: “Señor, ya veo que eres profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén”. Jesús le dijo: “Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos. Porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así es como el Padre quiere que se le dé culto. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”. La mujer le dijo: Ya sé que va a venir el Mesías (es decir, Cristo). Cuando venga, él nos dará razón de todo”. Jesús le dijo: “Soy yo, el que habla contigo”.

En esto llegaron los discípulos y se sorprendieron de que estuviera conversando con una mujer; sin embargo ninguno le dijo: ‘¿Qué le preguntas o de qué hablas con ella?’ Entonces la mujer dejó su cántaro, se fue al pueblo y comenzó a decira la gente: “Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el Mesías?” Salieron del pueblo y se pusieron en camino hacia donde él estaba. Mientras tanto, sus discípulos le insistían: “Maestro, come”. Él les dijo: “Yo tengo por comida un alimento que ustedes no conocen”. Los discípulos comentaban entre sí: “¿Le habrá traído alguien de comer?” Jesús les dijo: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿Acaso no dicen ustedes que todavía faltan cuatro meses para la siega? Pues bien yo les digo: Levanten los ojos y contemplen los campos, que ya están dorados para la siega. Ya el segador recibe su jornal y almacena frutos para la vida eterna. De este modo se alegran por igual el sembrador y el segador. Aquí se cumple el dicho: ‘Uno es el que siembra y otro el que cosecha’. Yo los envié a cosechar lo que no habían trabajado. Otros trabajaron y ustedes recogieron su fruto”. Muchos samaritanos de aquel poblado creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer: ‘Me dijo todo lo que he hecho’. Cuando los samaritanos llegaron a donde él estaba, le rogaban que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días. Muchos más creyeron en él al oír su palabra. Y decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es, de veras, el salvador del mundo”.

ACTITUD DE VIDA

Muchas veces vivimos quejándonos de todo lo que nos sucede, “que el mal tiempo, que el dinero no alcanza, lo pesado de andar en taxi, el calor, el trabajo es un fastidio, el stress, la inseguridad, la comida está muy cara… En fin hacemos de toda nuestra vida, una tragedia o de la tragedia nuestra vida, sentimos lástima de nosotros mismos y no nos damos tiempo de revisar todo lo grande y maravilloso que la vida nos da en cada momento, por cada segundo que respiramos y podemos movernos a nuestro libre albedrio. Luchemos contra nuestros propios fantasmas, dejemos a un lado y en el pasado, todo aquello que nos asusta, molesta o nos hace daño. Vive cada instante como si fuera el último, comparte con tu familia: tus sueños, tus preocupaciones, derrotas y triunfos. Eso te permitirá darte cuenta de que nuestro futuro y felicidad depende de nosotros mismos, de ese yo interno que cada día nos guía hacia el camino que queremos seguir. De la actitud con la que afrontamos la vida, que es maravillosa y está llena de oportunidades. Sigue tus sueños, rompe con el pasado y cambia de actitud. Solo así conseguirás la verdadera felicidad.

domingo, 16 de marzo de 2014

Reflexión sobre la Transfiguración de Jesus

EVANGELIO DE LUCAS:  9, 28-36
28. Sucedió que unos ocho días después de estas palabras, tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar
29 Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante,
30 y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías;
31. los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén.
32 Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
33 Y sucedió que, al separarse ellos de él, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías», sin saber lo que decía.
34 Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y al entrar en la nube, se llenaron de temor.
35 Y vino una voz desde la nube, que decía: «Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle.»
36 Y cuando la voz hubo sonado, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.
Reflexión: 
Hoy el evangelio de Lucas, nos muestra a un Jesús Glorificado, Santificado y Bendecido antes de llegar a la hora de su pasión y muerte.
Que hermoso es ver a un Jesús que ha sido glorificado por la presencia de su padre en ese monte con la presencia de Moisés y Elias. Como para reafirmar que las Leyes y los profetas anunciaron la llegada del mesías  y que Jesús era la materialización de esa fe y esa esperanza que tenia el pueblo de Israel en el salvador, el hijo de Dios ya que es ese mismo episodio Dios personalmente lo reconoce hijo suyo. 
El propio Dios nuestro padre celestial, reconoce que es padre de Jesús y  que él trae una buena noticia a la humanidad, un cambio total de Paradigmas, la oportunidad de convertir el espíritu a imagen y semejanza de Dios. Lo dice muy claro cuando la voz dice escuchadle, nos da el mandato de que oigamos a Jesús, que su palabra trae vida y vida eterna.  
Para mi no hay dudas de que Jesús es el hijo de Dios, que vino a este mundo para enseñarnos los principios por los cuales el ser humano debe dirigir su vida, con el fin de salvar su alma. 
Hermanos, en esta época de cuaresma,  tiempo de conversión busquemos el verdadero significados de la vida, pasión y muerte de nuestro maestro, preguntémonos que significado tiene nuestra vida?, que necesita Jesús que haga por él?, para que me envió Dios a este mundo?  Estas preguntas nos pueden ayudar a buscar un nuevo sentido a nuestra vida y a alcanzar la felicidad espiritual.  

sábado, 15 de marzo de 2014

EL VUELO DE LAS ÁGUILAS, Un ejemplo para el ser humano

Sabías que: El águila puede vivir hasta 70 años y al llegar a sus 40 años de vida ya es un ave agotada: sus uñas curvas y flexibles no consiguen agarrar sus presas, su pico alargado y puntiagudo también se curva hasta podrían morir si se lo entierran en el pecho y su alas, envejecidas y pesadas por las gruesas plumas, le hacen que volar sea más difícil. Pero lo más interesante de esto, es que en este momento se le presentan dos alternativas: a) esperar la muerte o b) levantar el vuelo hacia una montaña muy alta, donde permanecerá 150 días refugiada en un nido, mientras pasa por su proceso de renovación, que aunque doloroso le permitirá vivir unos años más, cambiando su pico, uñas y plumaje para salir después de 5 meses en un vuelo victorioso, renovada y dispuesta a vivir 30 años más. 
Con esta pequeña historia reflexiva podemos analizar nuestra vida, es importante renovar fuerzas para seguir luchando, para tener una vida feliz, ya que al fin y al cabo Dios nos ha enviado a este mundo para ser felices, sin importar la edad, las diferencias sociales o nuestro nivel de educación, todos tenemos derecho a ser felices. Es por eso que debemos evaluar nuestra vida de manera integral, ya que si no me siento bien con mi trabajo, con mi apariencia, con mi familia, con mis amistades y aún tengo la necesidad de buscar un cambio, otro horizonte o no estoy conforme con lo que tengo ni con lo que soy, no podré jamas encontrar la Felicidad. Es el momento de buscar una renovación espiritual, un cambio de hábitos, costumbres, tradiciones o romper ataduras. Volar muy alto, apartarme de todo y renovar aquellos aspectos que me limitan, molestan o me hacen sentir mal. Tal vez estamos lejos de parecernos a un águila, pero como seres humanos, descubrimos que siempre hay una oportunidad para cambiar, para quererme más, para romper con aquello que no me deja vivir en armonía y junto con ese proceso de conversión espiritual encontrar respuestas a mis interrogantes: Como me siento?, Que o Quien me hace sentir mal?, Que puedo hacer para cambiar esas cosas que no me dejan ser feliz?, Que cosas no me gustan de mí? Como puedo hacer para cambiar aquello que a los demás no le gusta de mi?. Es un ejercicio fácil y que guiados por la palabra de Dios, nos llevará a un cambio en nuestra vida, a un camino donde reine la paz y la armonía y en el que siempre estará nuestro mejor refugio que es Jesús.

NO PODEMOS PEDIR PAZ SI HAY ODIO EN NUESTRO CORAZÓN

 Reflexión: No podemos buscar la paz desde el odio, la anarquía y el desorden. Si en verdad estamos orando por la paz en Venezuela, debemos comenzar por respetarnos la diversidad de pensamientos, las diferencias que nos hacen seres únicos y distintos a cualquiera. Reconocer principalmente, de parte de los dos grupos (opositores y gobierno) que se han cometido errores, que el país espera soluciones, que no es mentira que estamos afrontando las consecuencias de políticas erradas. Que afrontamos una crisis social, institucional, política y económica, pero que los mecanismos de protesta aplicados no son los mas idóneos, que están muriendo personas producto de esta situación, que hay temor de salir a las calles ya no solo por la inseguridad sino también por los desastres que hay en las ciudades. Yo también oro al Dios de la Vida, para que llegue ese entendimiento, que triunfe el bien sobre todo mal, que el esfuerzo que están haciendo los representantes de los diferentes sectores reunidos por la Paz, llegue a un punto de equilibrio y acuerdo entre todos mis hermanos venezolanos.
Que Viva Venezuela, siempre como una Patria Libre y Democrática, Fuerte y Soberana, todos unidos como una gran Nación, podremos salir adelante, como hermanos. Sin divisiones, respetando nuestros ideales pero reconociendo que estamos unidos con lazos de sangre por ser venezolanos. Hay que abrir paso a la negociación, al perdón pero al perdón de corazón, a la justicia y esto traerá como consecuencia la PAZ a mi país.

Evangelio según san Mateo 18, 21-35

Se adelantó Pedro y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me
haga? ¿Hasta siete veces?»

Jesús le respondió: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda.
El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo."
El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.
Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: "Págame lo que me debes."
El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: "Dame un plazo y te pagaré la deuda."
Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: "¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?"
E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.
Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos.»